9 de febrero de 2009

Receta: Lembas

Pan del camino, ideal para una tarde rolera... Son rápidas y sencillas de hacer. ¡Animaos!


Ingredientes:

300 gr de harina (más 2 cucharadas para amasar)
1 cucharada de levadura química
¼ de cucharadita de sal
100 gr de azúcar
125 gr de mantequilla fría cortada en daditos
½ vaso de leche
1 cucharadita de esencia de vainilla (puede sustituirse por un sobrecito de azúcar avainillado. En ese caso, quitar una parte proporcional del azúcar de la receta).

Preparación:

1) En un bol ponemos la harina, el azúcar, la levadura y la sal y mezclamos todo.
2) Añadimos la mantequilla en daditos y mezclamos bien, mezclando la harina con la mantequilla apretándola entre los dedos, hasta que se formen como ‘migas’ de harina. No toda la harina será absorbida por la mantequilla.



3) Ahora añadimos la leche y la esencia de vainilla, y mezclamos primero con un tenedor (para que no se nos pegue a las manos) hasta que esté manejable y se pueda amasar. Si te ha quedado muy pegajosa, añade harina poco a poco (de media cucharada en media cucharada, para no pasarte) hasta que la masa resulte manejable. Resulta una masa blandita y elástica.
4) Ahora la estiramos con un rodillo hasta que tenga un centímetro de espesor y cortamos cuadrados de unos 10 cm de lado. Luego les hacemos unos cortes de esquina a esquina y los vamos poniendo en una bandeja de horno, ligeramente enharinada.


5) Cocinaremos las lembas en un horno precalentado a 200 grados, con la bandeja en la mitad superior del horno, durante 12 minutos. Podemos poner 1 minuto más las lembas cerca de la parte superior del horno para que se doren.
6) El resultado es un pan dulce y blando con sabor a mantequilla y vainilla. Delicioso para tomar con una taza de té y una cucharada de mermelada.


¡Sorprende a tus jugadores con este élfico aperitivo!

1 comentario:

Zoe dijo...

Está en mi deseo probar este dulce manjar cuanto antes, pues a pesar de que mi paladar este tan muerto como yo misma, estoy segura de que este delicioso pan será capaz de despertar vida hasta en la boca más putrefacta.