Llevo un tiempo dedicándome con mucho interés a nuevos juegos de miniaturas. Por un lado, he descubierto que me gustan los juegos históricos, lo cual me ha dejado perplejo. Yo he sido siempre más de fantasía y ciencia ficción. El mundillo del miniaturismo histórico siempre me había dado mal rollo. Hay demasiados "apasionados" con imágenes de usuario de legionarios de la Guerra Civil y de oficiales nazis que cojean demasiado del pie derecho, no sé si me explico. Los clubes de miniaturas históricas me evocaban olor a purito Reig y Brumel, a macho viejuno de patillas de hacha discutiendo tediosamente con otros especímenes de similar calaña si tal soldado tenía la correa marrón caoba o marrón chocolate. Estos prejuicios, que aún hoy me dan cierto repelús, me habían mantenido alejado de los juegos de miniaturas históricos, por asociación. Al menos hasta que empecé a jugar a
Flames of War.
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Algunas peanas de infantería de las SS |
Un amigo plantó la semilla de mi interés haciéndome jugar a Company of Heroes, un juego para PC de estrategia en tiempo real ambientado en la Segunda Guerra Mundial. Siendo wargamer como soy, y teniendo cierta curiosidad natural, una cosa derivó en otra y al poco tiempo me vi leyendo a Anthony Beevor y comprando miniaturas dispuesto a probar
Flames of War. Como soy un poco chufla, y mi interés por la historia siempre está dirigido por el potencial dramático de algún detalle de la misma, decidí hacer un ejército de nazis, concretamente de las SS. Iba a llevar nazis sí o sí, porque al fin y al cabo visten mejor (de Hugo Boss, nada menos), y ya que iba a llevar los malos me propuse hacerme los más hijos de puta, tan ridículos en su grotesca inmoralidad que casi me daba la sensación de estar haciéndome un ejército de alguna ambientación fantástica. Hacer Waffen-SS me permitía, paradójicamente, cierto distanciamiento con el conflicto, con el que no quería regodearme intelectualmente demasiado. Como un servidor es un poco rojillo, sepan ustedes, hacerme soviéticos me resultaba hasta de mal gusto: no sea que me ocurriera como los aficionados que mencionaba antes, que empiezan pintando soldaditos de plomo y acaban tocándose por la noche con la maestría de Zhukov, Guderian o Patton para matar a semejantes y perdiéndose en ciertas ideologías violentas. Para dejarlo claro: no confiaba en mi propia madurez para tratar el tema desde un aspecto meramente lúdico. Demasiado sucio, demasiado actual. Como he dicho antes, no me guío por un interés puramente histórico. Más que la Historia con mayúsculas, me gustan las historias, donde lo intelectual y lo emocional se entremezcla.
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Otra parte del ejército alemán |
Bueno, pues al final pollas en ollas. Me metí en el conflicto pero bien. Empecé a devorar bibliografía y a interesarme por detalles cada vez más específicos de la Segunda Guerra Mundial. En cuanto vi que el terreno era seguro y que después de investigar no empezaba a ver de repente "el lado humano" de los soldados nazis y cosas así (que lo tenían, pero no me jodan), ya fue un no parar. Como a tanta gente, la Segunda Guerra Mundial me fascinó. Y como tanta otra gente, no se detuvo ahí. Después de la Segunda Guerra Mundial, gracias al canal de youtube
The Great War empezó a interesarme la Primera Guerra Mundial. Y luego las guerras de la Antigüedad, tan llenas de elementos míticos como cualquier partida de Warhammer (bueno, casi). Y más tarde el medievo, donde se ven unas locuras militar, ideológica y estéticamente hablando que te caes de espaldas. Y así, poco a poco, me hice un wargamer histórico.
No ha hecho, sin embargo, que dejen de interesarme los juegos de miniaturas de fantasía y ciencia ficción. Al contrario, les doy actualmente más fuerte que nunca. Muchísimos reglamentos me llaman la atención, especialmente aquellos que me permiten aunar mi faceta rolera con mi afición por las miniaturas: juegos a pequeña escala pensados para campañas con progresión de experiencia y escenarios narrativos, y aquellos que me permiten un alto grado de personalización en las listas.
Frostgrave quizá haya sido el ejemplo reciente que más ha acaparado mi atención, pero también otros como
In Her Majesty's Name,
Horizon Wars o
This is Not a Test.
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Parte de mi banda de Frostgrave. |
Con tanto juego, me he visto empezando varios proyectos diferentes, y me han dado ganas de retomar esta bitácora para poder ir registrando mi progreso con ellos. Tener un sitio donde compartir bibliografía y detalles curiosos en caso de tratar juegos históricos, animarme a ir pintando y completando proyectos y ocasionalmente comentar el contenido de ciertos reglamentos. No creo que vaya a ser un material especialmente interesante, teniendo en cuenta que esto es Internet y todo el mundo sabe más que yo de cualquier cosa que vaya a tratar, pero oye, lo mismo a alguien le gusta leer sobre el tema desde la perspectiva de otra persona que no tiene mucha idea y va descubriendo cosas sobre la marcha. Mi única intención es crecer como aficionado y compartir mi pasión, de forma
casual y sin pretensiones.
Así que dicho queda. En el futuro, iré compartiendo material de estas características. No se me asusten.
Un saludo.